Por qué revisar y repensar las formas de enseñanza en educación superior |
El pertenecer a la educación superior pareciera que nos otorga el reconocimiento de la experticia en las formas de enseñanza y ya nada debemos modificar. En consecuencia deberíamos tener muy buenos resultados en nuestros egresados. Pero ocurre que esto no es así, sino que tiene matices. |
En la realidad de nuestras aulas conviven distintas formas de enseñar. De estilos tradicionales por un lado, a los que diseñan clases virtuales en otro; y en medio, aquellos que intentan problematizar el aprendizaje para provocar que se construya el conocimiento con el uso de tecnologías mixtas entre el pizarrón, proyector, uso de las netbooks, etc.
¿Por qué importa analizar y detenernos en revisar las formas de enseñanza en educación superior? Porque justamente somos las instituciones formadoras de formadores, cuyo principal objetivo y finalidad es formar a los futuros docentes. ¡Qué desafío!
Cuando reflexiono sobre esta tarea, recuerdo ideas de otros pensadores a la vez que me surgen interrogantes acerca de qué y cómo provocar cambios que nos permitan lograr mejores profesionales.
Al respecto Baena[1] comenta que abrir el conocimiento es tratar de romper inercias, fomentar el trabajo en equipo, ser creativos e innovadores y tener una visión de futuro que es lo que nos va marcando los desafíos que debemos proponernos.
Y es que la educación siempre va detrás de los vertiginosos cambios que produce el mundo actual: cambios en las formas de pensar, en los diferentes estilos de vida, en las nuevas formas de organización social. Y así, podríamos enumerar un sinnúmero de cambios tal que, al compararlos con la dinámica de la educación, quedaría en evidencia la lentitud de los procesos y cambios que se van dando en el sistema educativo.
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Evidencia que hace que estos nuevos docentes se enfrentan a nuevos estudiantes para los que no fuimos preparados o docentes que continúan enseñando con paradigmas viejos a generaciones que han crecido con paradigmas nuevos. Que si bien éstas generaciones, no se destacan en la asimilación de conocimientos, si poseen el manejo de las nuevas tecnologías y se sienten atraídos por la realidad virtual a la que los docentes están tomando contacto recientemente, en el mejor de los casos o se niegan a asimilar |
Estas brechas generacionales se profundizarán si seguimos repensando nuestras prácticas áulicas con una mirada de hace cincuenta años atrás. Y esto no significa que nuestra formación no sirve sino que debemos ir adecuándola a las demandas actuales para que realmente sea un aprendizaje significativo, utilizando el lenguaje y las estrategias que nos ofrece el mundo actual.
Mucho hay por hacer todavía. Pareciera que esto es teoría y nada más. Quizás porque estamos muy cansados de que se nos exija a nosotros los docentes, sin siquiera tener las mínimas satisfacciones que nos retroalimenten. Pero quizás sea esa la dificultad por la que no nos adaptamos a los nuevos tiempos.
En nuestra institución hemos comenzado a revisar nuestras prácticas. Así, con colegas de la carrera de Biología, estamos transitando estos pasos juntos. Nos alienta a seguir, que el pensar el futuro en conjunto nos ha permitido ir visualizando estrategias que se pueden adecuar a las demandas de estos nuevos y futuros docentes.
Es una tarea conjunta que recién empieza y nos abre muchas aristas para comprometernos en el trabajo.En el 2013, si bien continuaremos con lo iniciado, el desafío es el trabajo en equipo, para poder visualizar herramientas, compartir experiencias, debatir las diferentes posturas que tenemos frente a las formas de enseñar.Lograr que los estudiantes aprendan exige una formación y permanente capacitación, requisito necesariamente indispensable para ser docente. |
Concluyo estos comentarios, que han tenido la intención de debatir, de reflexionar y abrir la discusión con la afirmación siguiente: “La educación es la única actividad cuya esencia y definición está en el futuro. Los resultados siempre son a largo plazo y nada tan claro y urgente como construirlos en el presente”[2].
Prof. Caren Becerra