desde la Jefatura de Capacitación y Extensión

De la capacitación al desarrollo profesional docente

Fernando Abdala

Matías Fernandez Robbio

Desde hace ya algunos años, se viene promoviendo una reformulación del concepto credencialista de capacitación docente, llevada a la práctica por medio de cursos, talleres y seminarios masivos con iguales características que apuntan a un estímulo meramente acumulativo, liberal y competitivo de acrecentar puntaje como si la docencia fuera una carrera individual. Estos patrones de organización de la capacitación no contribuyen a un mejoramiento de la calidad educativa sino que transmiten modelos culturales basados en una desintegración de los lazos de las comunidades educativas.

Por eso, desde la Jefatura de Capacitación y Extensión, que cuando se apruebe el nuevo ROM pasará a denominarse Jefatura de Desarrollo Profesional Docente, planteamos la necesidad de desarrollar estrategias que tengan en cuenta la participación de los docentes en sus contextos de trabajo, una formación que se centre en la escuela con el objetivo de lograr innovaciones pedagógicas o de brindar apoyo al profesional de la educación. Las escuelas deben ser espacios capaces de multiplicar las ocasiones para que los docentes construyan y compartan sus reflexiones y sus prácticas educativas.

 Para esto, es central la consideración de los docentes como partícipes y protagonistas activos del acto de educar y no como sujetos pasivos con una práctica alienada por estar sometida a voluntades ajenas. Afirmamos una visión de los docentes como poseedores de un capital intelectual y una función que se debe revalorizar, si, entre otros factores, se pretende fortalecer la identidad de los docentes.

Dando respuesta a estas nuevas demandas del sistema educativo, la jefatura ha propuesto cuatro líneas de trabajo para aquellos docentes interesados en destinar sus horas institucionales al Desarrollo Profesional Docente:

  • Acompañamiento a Docentes Noveles (ADN)
  • Asesoramiento Pedagógico a Escuelas (APE)
  • Actualización Disciplinar y Pedagógica (ADP)
  • Producción de Recursos para el Aula (PRA)
 En todos los casos, se debe partir de la recuperación de las experiencias vividas en la práctica docente, a fin de partir de los problemas, para reconocerlos y proponer posibles cursos de acción. La formación continua debe anclarse en los problemas de la enseñanza y del aprendizaje promoviendo reconceptualizaciones, que abran nuevas perspectivas, permitiendo el planteo de nuevas estrategias para su práctica. 

Por eso, sostenemos que el desarrollo profesional se realiza únicamente en tanto el docente tenga instancias para la construcción de conocimiento sobre su propia práctica, en vistas a la teorización sobre su trabajo conectado con aspectos socioculturales más amplios. Esta teoría no puede ser algo estático, pues caería en un prescriptivismo, sino que se debe dar en una relación dialéctica con la propia práctica, a fin de que los docentes no sean simples aplicadores técnicos de teorías elaboradas por otros sino que ellos mismos sean capaces de producir sus propias orientaciones.

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