El día 4 de julio se realizó en la institución un taller organizado por el SOATE donde participaron estudiantes de las carreras del Profesorado de Enseñanza Primaria y de Geografía. El mismo fue realizado por las profesoras Victoria Leal y Nazaret López Santoni y la colaboración del estudiante avanzado de Geografía, Martín Astudillo.
El taller surgió como una propuesta para generar una instancia de co-construcción de herramientas que les sirvan a los estudiantes para desarrollar recursos internos y externos que les permitan poder desenvolverse en los exámenes de manera satisfactoria y logren también, reflexionar sobre el propio manejo de las emociones y su incidencia en el rendimiento académico. Todo inició a partir de una dinámica donde los participantes debían registrar por escrito qué significaba para ellos “evaluación” y “examen”. Surgieron palabras como: ansiedad – miedos – incertidumbre – desconfianza – dudas – sufrimiento – ganas de gritar –estrés – temor – preocupación – misterio – preguntas – curiosidad – vergüenza – mirada acosadora del profesor – falta de tiempo. |
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El análisis conjunto de los sentidos y significados asignados a las palabras, permitió comenzar a tomar consciencia acerca de la importante carga emocional que conlleva enfrentar los exámenes. En general, se observó una carga emotiva negativa. Un solo estudiante pudo expresar que los exámenes le servían para “confirmar sus conocimientos”. Esto permitió comenzar la reflexión sobre las atribuciones efectuadas y su posterior incidencia en los resultados. Con un poco de humor se trabajó a partir de diversas imágenes como las siguientes. |
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Lo realizado permitió introducir el tema de las emociones y su influencia en el aprendizaje. | |
Luego se presentó la temática de la inteligencia emocional, concepto propuesto por Daniel Goleman y se utilizó un capítulo de su libro acerca de la aptitud maestra, donde se abordó una experiencia propia del autor que a continuación se transcribe.
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LA APTITUD MAESTRA Una sola vez en la vida me he visto paralizado por el miedo. |
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Fue con ocasión del examen de cálculo del primer curso de universidad, un examen para el que no me había preparado lo suficiente. Todavía recuerdo el momento en que entré en el aula con una intensa sensación de fatalidad y culpa. Había estado en aquella sala muchas veces pero aquella mañana no vi nada más allá de las ventanas y tampoco puedo decir que prestara la menor atención al aula. Mientras caminaba hacia una silla situada junto a la puerta, mi vista permanecía clavada en el suelo, y cuando abrí las tapas azules del libro de examen, la ansiedad atenazaba el fondo de mi estómago y escuché con toda nitidez el sonido de los latidos de mi corazón. Bastó con echar un rápido vistazo a las preguntas del examen para darme cuenta de que no tenía la menor alternativa. Durante una hora permanecí con la vista clavada en aquella página mientras mi mente no dejaba de dar vueltas a las consecuencias de mi negligencia. Los mismos pensamientos se repetían una y otra vez, como si se tratara de un interminable tiovivo de miedo y temblor. Yo estaba completamente inmóvil, como un animal paralizado por el curare. Lo que más me sorprendió de aquel angustioso lapso fue lo encogida que se hallaba mi mente. Durante aquella hora no hice el menor intento de pergeñar algo que se asemejara a una respuesta, ni siquiera ensoñaba, simplemente me hallaba atenazado por el miedo, esperando que mi tormento llegara a su fin. | |
El protagonista de este relato de terror soy yo mismo y ésta ha sido la prueba más palpable que he tenido hasta el momento del impacto devastador que causa la tensión emocional sobre la lucidez mental. Hoy en día sigo considerando aquel suplicio como el testimonio más rotundo del poder del cerebro emocional para sofocar, e incluso llegar a paralizar, al cerebro pensante. Los maestros saben perfectamente que los problemas emocionales de sus discípulos entorpecen el funcionamiento de la mente. En este sentido, los estudiantes que se hallan atrapados por el enojo, la ansiedad o la depresión tienen dificultades para aprender porque no perciben adecuadamente la información y, en consecuencia, no pueden procesarla correctamente. Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa. Cuando las emociones dificultan la concentración, se dificulta el funcionamiento de la capacidad cognitiva que los científicos denominan «memoria de trabajo», la capacidad de mantener en la mente toda la información relevante para la tarea que se esté llevando a cabo. Consideremos ahora, por otra parte, el importante papel que desempeña la motivación positiva —ligada a sentimientos tales como el entusiasmo, la perseverancia y la confianza— sobre el rendimiento. Esto comprobaría cómo las emociones dificultan o favorecen nuestra capacidad de pensar, de planificar, de acometer el adiestramiento necesario para alcanzar un objetivo a largo plazo, de solucionar problemas, etcétera, y, en este mismo sentido, establecen los límites de nuestras capacidades mentales innatas y determinan así los logros que podremos alcanzar en nuestra vida. Y en la medida en que estemos motivados por el entusiasmo y el gusto en lo que hacemos —o incluso por un grado óptimo de ansiedad— se convierten en excelentes estímulos para el logro. Es por ello por lo que la inteligencia emocional constituye una aptitud maestra, una facultad que influye profundamente sobre todas nuestras otras facultades ya sea favoreciéndolas o dificultándolas. |
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Continuando con el taller, se intentó que los estudiantes pudieran registrar sus estados de ánimo al momento de enfrentar los exámenes, dibujando “emoticones” que los representaran para analizar las consecuencias positivas o negativas de los estados emocionales | |
Habiendo logrado comprender la importancia de las emociones y su papel en el rendimiento surgieron distintos interrogantes: ¿Qué hacer para aprender a manejar adecuadamente las emociones? ¿Qué hacer para enfrentar con éxito los exámenes? Para intentar responder se propusieron tener en cuenta diversos | |
Se mencionaron algunas estrategias de afrontamiento como “pensar en positivo”, “descubrir el propio estilo de aprendizaje”, “aprender a negociar con las voces internas o el autodiálogo”, “detectar los síntomas corporales para poder modificarlos”, “desarrollar la inteligencia verbal”…entre algunas de las propuestas… Fue unánime la toma de conciencia sobre la importancia de una adecuada preparación previa al examen para evitar malos resultados. Para esto es fundamental considerar algunas de las siguientes recomendaciones. |
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Finalmente, para concluir se trabajó con algunas frases motivacionales que permitieran comprender que todo esfuerzo tiene sus frutos… Que es posible alcanzar las metas si se lo proponen…
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Imagenes del taller: | |
El taller se volverá a repetir el día 27 de julio a las 19:30 hs.
¡Los esperamos! |
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Prof. Nazaret López Santoni | |